Huesca tiene a unos jóvenes que a pesar de la distancia existente desde los templos habituales del flamenco pueden aportar alegría en la escena flamenca contemporánea.
Imitar a camarón es imposible además las comparaciones siempre fueron odiosas y más con el gran mito que ha hecho acercar a tanta gente al flamenco, por lo que siempre desde la humildad y el cariño la Peña bajañí desea rememorar su legado , su música que tanta pasión nos ha dejado.
Tutero de Huesca es un gitano Camaronero de pro que junto a su familia desea ofrecer al público retazos de su admirado mito.
Luis Escudero.
Un grito en el aire.
Camaroneros clausuraron la Primavera Flamenca oscense con un tributo al gran cantaor de la Isla.
HUESCA.- El ciclo Primavera Flamenca, que este año ha celebrado su 10º aniversario con presencia de grandes figuras (entre ellos, Farruco y el cineasta oscense Carlos Saura), se clausuró este jueves con un tributo a la legendaria figura de Camarón de la Isla, el cantaor que revolucionó el flamenco. El público oscense, una equilibrada mezcla de payos y gitanos, llenó el Centro Cultural del Matadero (convertido ya por derecho propio en el tempo del flamenco oscense) para asistir a la presentación oficial en Huesca del proyecto Camaroneros, un grupo formado por músicos oscenses y zaragozanos que, como su mismo nombre indica, reivindica la memoria del genial cantaor de la Isla.
El público quedó hechizado ya desde el arranque de la actuación, con una emocionada interpretación de la “Nana del caballo grande”, envuelta en unos atmosféricos arreglos de teclado electrónico y con la voz de Tutero Giménez en plenitud de facultades. Fue algo así como un grito en el aire. Tutero, la gran figura de la escena flamenca oscense, posee una vez quejumbrosa y doliente, que respira verdad y tragedia, y que, como decía Tía Anica la Piriñaca, es auténtica porque sabe a sangre. Vestido con un impecable traje blanco, que contrastaba con el negro del resto de los músicos, Tutero tuvo momentos sublimes a lo largo de su actuación, tocados por el duende, aunque también tuvo fases más apagadas, en las que dejó el protagonismo a los otros dos cantaores de la velada: su hermano Raúl “El Gamba” (magnífico en las alegrías y con una voz que es pura energía y gracia) y su sobrino, Prampram Giménez, toda una revelación, dueño de una voz aniñada y almibarada que es pura gloria. El resto de Camaroneros lo conforman Markitos Giménez al cajón, el violinista Carlos Ochoa, el bajista Jorge Ferrer, el teclista Nano Giménez y el guitarrista Leo Heredia, a quien ya se ha visto en otras noches de la Primavera Flamenca. Un grupo que funcionó correctamente, a veces con inspiración y duende, pero al que le falta quizá un poco más de cohesión. Justamente la cohesión que dan los ensayos continuados y la experiencia, algo que se comprobará sin duda en el futuro.
Mención aparte merece el bailaor Nacho Clemente, que se destapó por fin como el gran artista que es, hilvanando la que ha sido con casi total seguridad su mejor actuación hasta la fecha. Seguro de si mismo, transmitió jondura y gracia y brilló especialmente en un zapateado hipnótico. La noche fue transcurriendo entre fandangos, alegrías y bulerías, con momentos álgidos como la interpretación de “Calle Real” (un tema de complicada estructura que el grupo supo solventar con inspiración y acierto) o “Como el agua”. Y aunque se echaron en falta otros “hits” del repertorio camaronero como “Soy gitano” o “Volando voy”, también se pudo disfrutar de alguna que otra sorpresa, como las simpáticas bulerías que interpretó otro hijo de Raúl el Gamba, el jovencísimo Iván, que encandilaron a todo el público ante su espontaneidad, su frescura y su candor. Genial el detalle de su hermano Prampram sacándole las manos de los bolsillos. El final, festero, patadón y pa´fuera. Y el público, contento y orgulloso ante la constatación de que Huesca tiene una floreciente y prometedora escena flamenca, más real de lo que lo ha sido nunca. Y sin duda, a ello ha contribuido en gran manera esta Primavera Flamenca, que ha cumplido con salud sus primeros diez años de vida.
Fuente: Diariodelaltoaragón