Fue la banda sonora de su vida. En el universo flamenco era un secreto a voces que Paco de Lucía sentía un amor platónico por Marifé de Triana y que la copla era una de las fuentes de inspiración del guitarrista español más universal. Canción andaluza, como él denominaba a la tonadilla, da título ahora a su disco póstumo, integrado por ocho emocionantes versiones de clásicos del género, en los que su guitarra suena con la fuerza armónica de una orquesta. Suyas son también las mandolas, mandolinas, laúd árabe y guitarró. La parte sentimental queda en la zambra dedicada a su esposa Graciela: “Te he de querer mientras viva”.
Con el disco completamente acabado como a él —un perfeccionista incurable— le gustaba, Paco de Lucía partió para La Habana y después hacia Cancún, la playa mexicana donde se retiraba a pescar alejado de todo y donde falleció el pasado febrero, víctima de un infarto. Canción andaluza se escucha ahora como un testamento pero también como el tipo de música que quería hacer en ese momento concreto de su vida. De Lucía, que pasó buena parte de una carrera iniciada cuando era un niño girando por escenarios de todo el mundo, disfrutaba creando encerrado en su estudio. Esta vez, el Paco guitarrista ha pesado más que el Paco compositor y, seguramente, este sea su disco estrella como arreglista.
El músico de Algeciras terminó, grabó y remasterizó un
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“Personalmente fue una bendición que me llamara; llevaba 10 años en el grupo con el que giraba por el mundo, contagiado de su energía a la hora de trabajar. En cada momento, a su lado, tuve la impresión de encontrarme de cara a la historia, junto a un mito, así que viajé a Mallorca encantado. Cuando llegué, Piraña ya había grabado la percusión, Óscar había puesto la voz y a mí me pidió que hiciera una versión de Señorita llevándola al son, pero sin perder un ápice de su aroma”, cuenta durante una conversación teléfonica desde el AVE que lo conduce a Madrid.
FUENTE: ELPAIS.COM